Día de publicación: 2022-07-20
Por: Karla Montaño
Los incendios forestales en predios particulares se han convertido en plaga fácil de atacar.
Tan solo ayer para sofocar un siniestro en San Carlos fue necesaria la intervención no solo de Bomberos sino del personal de Marina que evitaron que el fuego se propagara por el viento.
Lo mismo ha pasado en terrenos de El Dorado, en Villas del Tular, en Miramar y otros sectores en los cuales se tiene registro de decenas de quemas evidentemente intencionales pero sin culpables ni sanciones. Ante el problema, la reacción de las autoridades ha ido por el lado de señalar a vándalos o adictos que prenden fuego por hacer daño pero la verdad con esa explicación pecan de ingenuos. Los predios tienen dueños que, a lo mejor de forma involuntaria, son beneficiarios indirectos del daño porque sus propiedades quedan limpias y listas para construir hasta en áreas donde está prohibido desmontar por la flora protegida que existe. Está siempre la posibilidad de que los incendios sean provocados por ellos mismos pero eso no se puede probar y como no hay quien investigue, los casos quedan con la categoría de incendios forestales sin responsables. Ahí los que pagan el costo son los Bomberos con gasto de miles de pesos, desgaste físico y riesgo a la vida, tampoco se piensa en el peligro del patrimonio de vecinos ni en la afectación al ecosistema, de eso no hay quien pida ni rinda cuentas. Vista la cantidad de eventos similares y sin forma de señalar culpables, el gobierno debiera aplicar el reglamento de protección civil para que los propietarios de terrenos paguen por el servicio no como multa sino como parte de las consideraciones que están previstas en la normatividad para apoyar la labor de instituciones de emergencia. Tal vez si existe un cobro, si les pega en el bolsillo deja de haber quemas constantes y se puede poner orden a una práctica que contamina y arriesga a los honorables Bomberos de Guaymas
