Día de publicación: 2022-06-17
Por: Karla Montaño
Sin elevar campanas al vuelo los responsables de la estrategia de seguridad pública tienen buenas cuentas que rendirle al presidente de la República al menos en el rubro administrativo.
Es más que obvio que la estadística les es adversa en incidencia delictiva porque no han podido contener la violencia ni en crímenes de alto impacto ni en los llamados no graves, pero si algo han logrado es optimizar los recursos y manejar el presupuesto federal con mayor transparencia.
El primer comisario de seguridad pública en Guaymas fue controvertido y como se dijo mientras estuvo al frente de la corporación, tuvo errores en operatividad.
Sin embargo debe ser recordado como quien limpió el rubro de administración para erradicar viejos vicios en el manejo del subsidio denominado Fortaseg, es más, él mismo promovió la salida de Daniel Villavicencio, quien estaba a cargo de esos programas en la gestión de Sara Valle y fue removido por falta de transparencia.
Ahí empezó un cambio favorable que ahora se ha fortalecido con más inyección de recursos y una correcta aplicación del dinero que llega de la Federación y es organizado con rigor militar para hacer más eficiente la dirección de administración.
Faltan todavía múltiples pendientes en ese mismo departamento porque es difícil vencer inercias y promover cambios pero al menos ahí sí hay avances.
El reto ahora es seguir así, sin corromperse y que además esas acciones se extiendan hacia las calles donde se está urgiendo una mejor coordinación entre fuerzas policiales tanto civiles como militares porque ya está confirmado que una sola corporación no puede sola.
Se necesita que todas las instituciones trabajen unidas de manera honesta para cumplir ese compromiso que a veces parece inalcanzable de devolverle la paz y tranquilidad a Guaymas.
